El
autor realiza una metáfora para explicar el intercambio lingüístico comparándolo con el mercado económico,
realizando una especie de analogía entre ambos. Equipara el signo lingüístico
con el capital económico, que es el desencadenante del discurso. El capital lingüístico
a diferencia del económico no es material sino que es simbólico o cultural. El intercambio
lingüístico se lleva a cabo en una relación simbólica de fuerzas entre un
productor y un consumidor, no es algo amable sino que implica lucha de poder
y posicionamiento por imponer el sentido y por adquirir creencia y autoridad en
un determinado mercado donde expongo mi producto (discurso). El discurso no es
solo un signo destinado a ser comprendido, sino que es un signo de riqueza
destinado a ser valorado y apreciado, y un signo de autoridad destinado a ser creído y
obedecido. No se trata de imponerlo a la fuerza, sino que se trata de adquirir
creencia y autoridad haciendo buen uso del capital simbólico o cultural, ya que
donde no hay creencia no hay autoridad. El poder en el vinculo se da por la creencia
en el otro, que se da no solo por el intercambio concreto, sino por todo el
contexto social, el mercado en el que me desenvuelvo, la institución que me
este avalando.
La
lengua no funciona solo como un instrumento de comunicación para transmitir
determinada información, sino que se trata de una búsqueda de beneficio simbólico,
porque manejamos el capital cultural según el contexto, según el mercado en el
que nos desenvolvamos. Esto tiene que ver con saber manejar los códigos
y conocer las sanciones
de mercado. El hablar no es inocente sino que es tomar una posición
en el mundo, cuando hablamos mostramos quienes somos y que postura tenemos, no
solo comunicamos una información, pongo en juego mis saberes culturales
adquiridos en la experiencia, mi posición social, mi capacidad y ductilidad
hacia las formas de hablar, desenvolverme, actuar según el contexto.
El
discurso cobra valor en relación con un mercado, un contexto y situación determinados,
que se caracterizan por leyes de formación de precios, por esta lucha de
fuerzas entre las competencias lingüísticas de los locutores. La misma se
determina no solo por esas competencias lingüísticas sino que es toda la estructura social la
que entra en juego y esta presente en la interacción y en el discurso. Esta
competencia lingüística que utilizo para obtener la autoridad y la creencia no es una simple capacidad técnica,
porque no se trata solo de saber manejar el idioma o el contenido para poder
imponer la autoridad, sino que se trata de saber hacer buen uso del capital
simbólico o cultural, de conocer los códigos y las leyes del mercado. Esto se
relaciona con la anticipación de
beneficios, con preveer al otro y a las características que el mercado
tenga. Porque si me puedo anticipar a ese otro, si conozco los códigos, las leyes y reglas que
dan legitimidad en ese mercado voy a poder obtener mayores
beneficios, voy a poder autocensurarme, saber que decir y que no, como decirlo, que lenguaje utilizar,
según cada situación. Para poder tener un valor alto frente al otro, para poder
adquirir autoridad y creencia en ese mercado me tengo que anticipar. Esta
anticipación se relaciona con mi capital simbólico o cultural, que no es solo
conocimiento técnico sino que se forma a través de todas las vivencias del
sujeto y de la forma en que incorpora las estructuras sociales (habitus). Este capital simbólico es el
que me va a permitir anticiparme al otro a las sanciones del mercado, a las
condiciones de recepción del mismo. Esto va a determinar mi discurso, el código
que utilice para obtener legitimidad, la forma en que me mueva y actúe en ese
mercado para tener la creencia del otro y adquirir el poder, para poder tener
una posición
dominante en la situación discursiva. Tener legitimidad implica
saber manejar el lenguaje según el contexto, los códigos y el capital cultural.
La imposición simbólica funciona no solo por las competencias lingüísticas del
discurso, sino también por todas las condiciones sociales exteriores a la
misma.
Si
conozco de antemano las condiciones de recepción me puedo anticipar para tener
un valor alto frente al otro. Esta anticipación que realizo va a determinar las
características que mi discurso tenga. La anticipación es consecuencia de un HABITUS
lingüístico, que es el proceso interno donde se unen las estructuras sociales
con lo individual del sujeto, la manera en que el sujeto incorpora esas
estructuras para reconocerlas. Incorporamos estructuras sociales generando
estructuras internas que nos permiten percibir comportamientos y
características de la vida social. Internalizamos esquemas de acción y
percepción. Sin embargo no todos incorporamos de la misma manera las
estructuras sociales, sino que lo hacemos de una manera subjetiva, produciendo
una forma de pensar, mirar el mundo, comportamiento individual, no hay una
única mirada, sino que le imprimimos nuestra particularidad (homogeneidad de lo
social y heterogeneidad de lo individual). Si bien compartimos las estructuras
sociales, somos todos distintos entre si.
Cada
situación, contexto, es un mercado lingüístico diferente, que tiene sus leyes,
sus sanciones, sus emisores y receptores legítimos, y estas características
cambian mucho de un mercado a otro, por lo cual lo importante es saber como
manejarnos en cada mercado para poder obtener beneficios. El intercambio
lingüístico implica una lucha por imponer sentido a las cosas, donde cada uno
expone su capital cultural. El anticiparse al otro para buscar el beneficio
produce una censura
y autocensura que determina la manera de hablar, la elección del
lenguaje, el nivel del mismo, saber que decir y que no, como decirlo, ubicarse
en la situación y saber manejar los códigos. Todo aspecto de la vida esta
relacionado con el aprendizaje y cuanto mejor conozcamos los códigos vamos a
poder obtener mas beneficio. El poder es lo que te diferencia culturalmente.
Bourdier
enfoca el tema de la comunicación pensando al sujeto en su relación con la
sociedad, con las estructuras sociales. El habla es un intercambio en donde se
ponen en juego los saberes, la posición social que tengo, la capacidad de
entender las significaciones dadas según mi capital simbólico. El intercambio
es concreto, aquí y ahora, y el otro es tan importante como uno porque implica
lo que voy a decir. Estas relaciones humanas y el intercambio lingüístico
implican relaciones de PODER. No es una
imposición a la fuerza sino que se relaciona con el binomio AUTORIDAD-CREENCIA. Cuanta
más capacidad cultural tenga, más capacidad tendré para la ANTICIPACION DE BENEFICIOS. Capacidades
de conocer a ese otro, de saber como moverme y como hacer buen uso del capital
simbólico ante ese otro.
No puedo hablar de
cualquier manera en cualquier contexto, porque hay cuestiones que entran en
juego en el intercambio lingüístico y que implican capacidades, hacer buen uso
del capital simbólico. No es solo un saber técnico porque cuando hablo no solo
transmito información, digo todo lo que soy, lo que pienso, lo que creo, etc.
Esto se da en todos los ámbitos de la vida social, el intercambio lingüístico
es una lucha de posicionamiento y poder.
LENGUAJE LEGÍTIMO En los distintos mercados
es distinto el lenguaje que da legitimidad. Puedo manejar el lenguaje que da
legitimidad en un mercado, y no en otro. Se trata de conocer los códigos de los
diferentes mercados para poder beneficiarme. En cada mercado hay determinadas
reglas y sanciones que legitiman.
Puede haber además SIGNOS QUE LEGITIMEN que nos dicen algo
más que una función, relacionándolo con Barthes y su concepción del objeto en
la vida cotidiana. Estos avalan la creencia del otro, la estimulan, es un plus
que da mas poder al sujeto dominante de la situación discursiva. Estos signos
legitiman la autoridad.
Ø LEYES O SANCIONES DE MERCADO: Preveer
al otro, códigos, legitimidad
Ø CENSURAS DE SANCIONES DE MERCADO / AUTOCENSURA:
Saber que decir y como decirlo. Vivir ubicándonos en
cada contexto y situación para la obtención de beneficios. Conocer las
valoraciones para poder elegir.
Ø CAPITAL SIMBOLICO:
Saber manejarme en cada situación. Va mucho mas allá del conocimiento practico
concreto. Tiene que ver con experiencias vivenciales y movilidad social.
Ø HABITUS:
Estructuras que estructuran al sujeto. Incorporamos
a los largo de la vida estructuras que estructuran nuestra forma de pensar y de
actuar en el mundo. Manejamos este habitus en nuestro discurso. Las estructuras
son instituciones de poder de las cuales uno se apropia inconscientemente. Uno
valoriza y construye la ideología a través de instituciones de poder. Uno se
estructura, es atravesado, esta construido, no somos absolutamente libres desde
una absoluta subjetividad. Podemos modificar las estructuras, pero por ser
parte de la cultura somos constituidos, creemos ciertas cosas porque nos fueron
construyendo para que tengamos determinadas ideas. Cuando hablamos mostramos
quienes somos y como fuimos estructurados, develamos nuestro valor, nuestro
capital simbólico, nuestro habitus.
Ø NEGOCIACION – LUCHA POR EL SENTIDO: Buscar una posición privilegiada,
una posición dominante en el discurso. La autoridad se construye en base a la
creencia y la legitimación, aquí esta el verdadero poder. Si manejo bien el capital simbólico puedo dominar
en determinadas situaciones, detentar el poder.
Ø ANTICIPARSE: Visualizar quien es ese otro y el mercado a
quien muestro mi producto. Características de las situaciones. Analizar el
mercado para buscar destacarme. Si manejo el mercado en el que me voy a mover
voy a obtener beneficios.
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